Nuestro Lugar en la Iglesia

“...así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros.” (Rom 12, 4-5)

Nuestro Lugar en la Iglesia

El desarrollo integral en Cristo de las potencias humanas dadas por el Creador y que – perfeccionadas por el Espíritu Santo – pueden dar fruto permanente en la medida en que participan de la naturaleza divina, lo buscamos tomando como guía la enseñanza del apóstol Pedro:

"Pongan todo su empeño en unir a su fe una vida honrada; a la vida honrada el conocimiento; al conocimiento, el dominio de sí mismo; al dominio de sí mismo, la paciencia; a la paciencia, la religiosidad sincera; a la religiosidad sincera, el aprecio fraterno; y al aprecio fraterno, el amor." (2Pe. 1, 5-7)

La formación que humildemente ofrecemos a nuestros hermanos busca este crecimiento que reconoce la importancia del desarrollo humano sobre el que se cimienta el desarrollo cristiano; no como dos dimensiones distintas de la persona, sino como una auténtica integración hacia su último fin que es el Reino de Dios.

Yo soy

Reconocemos que sólo el encuentro personal con el Señor Jesucristo puede ser el principio que impulsa a aceptar la vida nueva ofrecida por Él.

El camino

Acompañándonos mutuamente recorremos el caminar que la vida representa, hacia el encuentro pleno con Dios.

La verdad

Enseñándonos unos a otros lo que rectamente se nos ha transmitido, buscamos el conocimiento y la enérgica defensa de la verdad, siguiendo lo que los medios de la Revelación nos enseñan y escuchando atentamente la voz viva de la Iglesia Maestra.

La vida

Apoyándonos de forma constante como auténtica familia, buscamos que nuestra vida sea elemento de transformación en el mundo para hacer notar que el Reino de Dios está presente.