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"Joven, María se parece mucho a ti"

Autor: Marcela Leija - Categoría: Iglesia - 4 min.

 Me gustaría compartir lo que sintió el corazón el fin de semana del 11 y 12 de Agosto en la 1er Jornada Nacional de la Juventud Mexicana, se trata de un evento a nivel nacional en donde nos reunimos alrededor de 10,000 jóvenes de todo el país, viajamos por horas, en mi caso fueron un poco más de 13 horas de camino desde Monterrey hasta la Ciudad de México, jóvenes dispuestos a mal dormir, a pasar frío, hambre, dispuestos a sentirse cansados, con tal de encontrarse con Aquél que nos llamó, sí, hermanos, es una locura peregrinar para encontrarme con Aquél que peregrina conmigo desde que comenzó mi vida; y eso es precisamente lo más bonito de la fe, lo incomprensible.

 Al llegar allí recibimos catequesis, caminamos por más de 2 horas, bajo la lluvia, pero con la alegría perenne del joven cristiano, que sabe que después del peregrinar por la Tierra hay un cielo que le espera y que por mientras se siente mirado, valioso ante los ojos del Señor, sagrado, llamado a proclamar que tiene un Rey vivo, que le ama, que la Iglesia está viva también, que no restringe, no castiga, más bien alienta, y ayuda a redescubrir la belleza y riqueza interior, esa es la Iglesia Católica, mi Madre.

 Luego llegamos con mamá, a su casita en el Tepeyac, todo el cansancio se volvió una tierna ofrenda a la doncella de Nazaret, comenzó la vigilia que pues como bien se sabe, duró toda la noche, qué refresco para el alma, no había más que hacer que asombrarse de lo poderoso que es el Amor de Dios, que vence el cansancio de 24 horas sin dormir, el frío que cala en los huesos, que vence la pesadez que el pecado carga en nuestra alma, con una mirada; basta su mirada para que todo se esfume, y así fue la noche y una continua mirada de nuestro Padre, contento de mirar a sus jóvenes enamorados, que reconocen que en esta vida muy poco es necesario, que nos basta su gracia, que hayamos esperanza en un “No temas”, que no creemos en las casualidades y no atribuimos a la suerte la intervención de Dios en nuestra vida, jóvenes dispuestos a crear una nueva civilización, en el amor de Cristo, una continua mirada que abraza el alma, que nos grita ¡Eres mi deseo, desde toda la eternidad! y cómo no temblar, y cómo no llorar, y cómo no adorarle, cómo no corresponderle esa tierna mirada, con nuestra nada sonriente… es todo lo que pudimos ofrecerle aquella noche, nuestras miserias, colmadas de esperanza.

 Y es por eso que nos parecemos tanto a María, porque desarrolló su vida igual que nosotros, en medio del pueblo, siendo laica, trabajadora, dispuesta a dejar todo si el Señor se lo pedía, seguramente ella también tuvo que caminar bajo la lluvia, tuvo que pasar muchas noches en vela cuidando de su bebé, que la miraba con amor y con gratitud tal y como Jesús nos recibió esa noche que pasamos en vela, María también tuvo que caminar muchos kilómetros, con la alegría del joven que se sabe amado, una muchacha simpática que no perdía la cordialidad, platicadora pero que no cargaba sus problemas en los demás, María una joven amiga, que su sencillez, su prudencia, su compasión hacía que a sus amigas les dieran ganas de platicar sus cosas, porque sabían que en María podían confiar, María es una gran persona, ella es la juventud cristiana, bajo su manto adorando a Jesús comienza la nueva civilización, una que sabe que vale la pena apostar por Jesús, que no defrauda.

 Ya al venir de regreso a casa se sentía el cuerpo cansado, pero el alma más viva que nunca, con ansias de perdonar, de perdonarse a sí misma, de amar a los demás; eso es lo que hace un noche acompañados de Jesús eucaristía, rodeados del rostro joven de la Iglesia, la empatía, la solidaridad de unos con otros, la alegría compartida, la fe unánime, el nexo entre el cielo y la tierra; eso hace la oración hermanos, repara, restaura, revive, refresca, reinicia… nos da la oportunidad de una vida nueva, bajo el manto de nuestra Madre.

Publicado: 26/09/2018


Acerca del Autor

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Marcela Leija

20 años, vivo envuelta en el silencio de su voz y es una maravilla.

Totus Tuus


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