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El Camino a la Cruz Inicia Hoy

Autor: Jessica Bermeo - Categoría: General - 5 min.

Una buena historia no comienza en su clímax sino desde el principio. ¿Quién querría leer la más bella e intensa historia de Amor a partir del clímax? mejor será vivirla desde el comienzo. El camino hacia la Cruz inicia a partir de hoy. Si bien, es cierto que camino a la cruz es como mejor se traduce via crusis, aquel que conmemoramos especialmente el viernes santo, podríamos decir que el camino o la historia completa, comienza a partir del principio de la cuaresma, que representa los cuarenta días y cuarenta noches que Jesús pasó por el desierto, mientras que el via crusis (el Sacrificio Divino) es el clímax del relato, llevando al misterio de la resurrección, la venida del consolador y la esperanza de una vida de Amor eterno como un final feliz, o más bien una eternidad de gloria. Esta es una historia tan hermosa, que no basta sólo saberla ni leerla, hay que vivirla, año con año, día con día, con todo nuestro corazón.

Cada año en el miércoles de ceniza se nos recuerda que polvo somos, y en polvo nos convertiremos, al mismo que tiempo que la Iglesia nos invita con gran entusiasmo, como mandato proclamado por el Hijo de Dios, a que nos arrepintamos y creamos en el Evangelio, esa Palabra que es Vida, es Amor y que tiene por nombre Jesús. Nos invita no sólo a creer sino a confiar en Él y en todo lo que Él nos presenta. En este profundo reconocer que no somos nada aquí en la tierra y que el tiempo en ella es tan fugaz como las cenizas que pintan nuestra frente, un día como éste, antes de que el viento y nuestros continuos gestos del día a día lo borren por completo, es cuando no queda más que aferrarnos al Amor, ese Evangelio que actúa en nuestra vida hoy.

Seguido escuchamos que la cuaresma es un tiempo de penitencia, tiempo de conversión, pero yo prefiero verlo más como un tiempo de reflexión profunda. Ha llegado el momento de reafirmar que esto es lo que creemos, que Jesucristo es el Hijo de Dios que vino al mundo para traernos salvación y la oportunidad de volver a Su gloria por la eternidad. Entonces, ahora que ha comenzado la cuaresma, es momento de que decidamos no ¿qué tan católico soy? sino simplemente si realmente ¿quiero ser o no ser católico? Más allá de lo que podamos entender por la palabra católico, me refiero a que es momento de cuestionarnos ¿deseo fielmente vivir una vida conforme a lo que Jesús nos ha enseñado? Sé que a pesar de ser preguntas cerradas a una respuesta de sí o no, son preguntas complicadas, y que a demás tienen su respuesta merece más de los cuarenta días previos a la semana santa para descifrar, pero es importante que cada día respondamos. Puede ser susurrando, gritando, dudando, tartamudeando, con entusiasmo o certeza;como sea, lo importante es responder. Que cada día, en nuestras acciones, sepamos cuál es nuestra elección ante estas interrogantes. Sí soy (deseo) ser de Cristo. No soy (deseo) ser de Cristo. No hay lugar para los tibios.
 
Irónicamente, a pesar de que la cuaresma debería de ser un momento en el que hagamos un alto en nuestras vidas para salir a un encuentro trascendente con Jesús, es también una una de esas épocas en las que todo el mundo parece estar demasiado ocupado. Los estudiantes están enfocados en sus exámenes, los misioneros se encuentran preparándose para su misión, gente emprendiendo en nuevos trabajos o proyectos, etc. Si tu respuesta a las preguntas que mencioné anteriormente es (en cualquiera de sus formas) que ninguna de estas cosas, ni nada, detenga esa chispa que arde en tu corazón para tomar particularmente esta cuaresma como un tiempo de desierto donde sólo estas tú y la Santísima Trinidad.  Quizá incluso es posible, que entre tantas labores que debemos hacer nos olvidemos de que estamos en un tiempo de reflexión. Si tu lista de pendientes es larga, puedes intentar hacer una pequeña oración entre cada uno de ellos. Un sencillo y siempre sincero agradecimiento basta sólo para que recordemos que no es un día más, sino que es un día más cerca de la gloria de la resurrección. Si te funciona, puedes decir algo como"gracias Señor, por que me has dado el tiempo, las fuerzas y la sabiduría para concluir la tarea que acabo de realizar" o lo que tú desees, pero siempre hablando desde el corazón.

Al emprender este camino es importante que comprendamos que a veces, este tiempo de penitencia parecerá amargo, seco, desierto y ¡Gloria a Dios por eso! Porque nunca el agua sabrá mejor que después de la sequía, más aún si el agua que se nos da es agua viva, que si bebemos de ella nunca más tendremos sed. Sólo así el corazón puede asimilar que Jesucristo basta, y nada más. Es también, precisamente por ese sabor amargo que nos deja la cuaresma, que es el comienzo de una cruz. Una cruz que significa sacrificio y fortaleza, pero ante todo, significa conversión y amor, amor que sólo se asimila estando en armonía con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo.

Ahora, sí ya te decidiste a emprender el camino, te propongo que para arrancar de la mejor manera el bello caminar por el desierto con Jesús, es decir la cuaresma, hagamos un pequeño ejercicio. Pidamos perdón a Dios por aquello que hemos llevado cargando con nosotros por tanto tiempo, agradezcamos a Dios por la nueva oportunidad que nos ha dado, y después de haber agradecido nos toca preguntar ¿por qué quiero caminar contigo Jesús? y finalmente, en el silencio del corazón abrazar la dulzura de nuestra respuesta todos los días. Busquemos decir sí hoy, sí mañana, sí siempre.

Publicado: 06/03/2019


Acerca del Autor

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Jessica Bermeo

Misionera desde el bautismo, formadora en DIEC Juvenil.

Me enamoré de El Amor


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